sábado, 21 de septiembre de 2013

Esfinge de la calavera en el Serantes

Acherontia artropos Linnaeus, 1758

Euskera: Buruhezur-esfingea
Inglés: Death's-head Hawk moth

Este año ha sido la primera vez que he tenido oportunidad de ver y tener en mis manos una oruga de esta especie. Como otros muchos encuentros, fue fruto de la casualidad y la fortuna, la oruga atravesaba tranquila la pista de ascenso al monte Serantes. Me di cuenta que no era una rama o similar después de haber pasado por encima de ella con el Land-Rover de Aranzadi. Cuando el coche ya había avanzado unos metros, tiré del freno de mano y, ante la mirada curiosa de la gente que venía con migo, salí de un salto. Por suerte, el animalillo paso entre las ruedas y no sufrió daño alguno.

Enseguida empezaron los comentarios y exclamaciones, y no es para menos. Aunque la foto es de mala calidad se puede apreciar su tamaño. Es un bicho espectacular.




La llevé a casa con la intención de fotografiarla pero al poco de llegar su piel cambió de color y textura y se volvió tremendamente activa. Sabía que estas orugas en el momento de crisalidar tienden a enterrarse con lo que la arrimé a una de las macetas que tengo en el balcón y en un abrir y cerrar de ojos la oruga desapareció de mi vista bajo la tierra. Me quedé sin foto :-(.

Deciros que las orugas de los esfíngidos, familia a la que pertenece esta mariposa, se diferencian del resto por una especie de espina grande que se puede observar en la parte anterior del cuerpo.

El alimento principal de esta oruga es la planta de la patata, tomate, berenjena o zanahoria, aunque no desdeña las adelfas, tabaco, estramonio, vid, o habas.

Estos días la esfinge de la calavera ha salido de la maceta ya como mariposa, y esta vez si la he podido hacer alguna foto.



Esta polilla es bastante fácil de identificar. Las alas anteriores son de tonos parduscos con alguna mancha irregular mas clara, siendo las posteriores de coloración amarilla con un par de bandas oscuras.

Tiene dos generaciones anuales. Los ejemplares de la primera generación vuelan a finales de primavera, mientras que los de la segunda lo hacen a finales del verano y principios de otoño.

En su tórax podemos ver un dibujo amarillento de forma circular que recuerda a la forma de una calavera. Por esto, ha pasado a formar parte de numerosas historias que la nombran como mensajera de la muerte (acordaos de la película “El silencio de los corderos”). Además, cuando se siente en peligro emite un sonido estridente a la vez que muestra bruscamente el amarillo de su abdomen. Resulta fácil de imaginar el susto que provocaban estos insectos cuando en plena noche penetraban en las habitaciones de las viviendas exhibiendo la inquietante figura de una calavera en su dorso. Por ello la superstición popular aseguraba que en la vivienda en la que entraba anunciaba un próximo fallecimiento.





Texto y fotos:
Manu Océn


SERANTES NATURA







1 comentario:

Salomé Guadalupe Ingelmo dijo...

No me fastidies, así que era eso. Sólo he visto dos en mi vida, pero me parecieron de lo más bonito que he contemplado: espectaculares. Sin embargo no las relacionaba con la famosa mariposa que inspiró al imprescindinle Poe. Lo que es la vida. Esta entrada ha supuesto todo un descubrimiento. Muchas gracias. Abrazos.